
17 Ene Con ustedes… el Jarramplas de Piornal. Fiestas tradicionales de España
Cada 20 de enero por la mañana, en el marco de las fiestas tradicionales por San Sebastián, los habitantes de Piornal, municipio de Cáceres, Extremadura, se congregan en la plaza del ayuntamiento a la espera de que inicie el trepidante paseo del Jarramplas, una tradición que los piornalegos han preservado a través de los siglos y que saben disfrutar a lo grande.
El Jarramplas
Es un esperpéntico personaje ataviado de un voluminoso traje, cuya dureza es similar a la de una armadura, revestida de cientos de coloridos retazos de tela. La cabeza es una máscara de aspecto demoniaco y terrible, hecha con fibra de vidrio, provista de enormes cuernos y un siniestro mechón de pelo.
La leyenda más popular sobre lo que representa esta figura es la que se refiere a un ladrón de ganado que durante mucho tiempo mantuvo en vilo a los habitantes de Piornal, cuando finalmente fue descubierto, recibió un castigo ejemplar: un aluvión de nabos lanzados por los afectados. La interpretación metafórica que se busca subrayar en esta tradición es la de ahuyentar o aniquilar todos los males de la humanidad o el triunfo del bien. En ese sentido, el Jarramplas sería “el símbolo de lo negativo, lo odiado, aquello que se quiere dejar atrás, lo que no se quiere volver a vivir”. Una especie de catarsis que en estos tiempos entendemos muy bien.
Quienes asisten por primera vez a estas fiestas tradicionales suelen experimentar cierta inquietud durante los minutos previos a la salida del Jarramplas, primero, al observar los numerosos montículos de nabos de hasta dos kilos de peso cada uno y de los cuales las personas se van sirviendo a manos llenas para luego buscar un lugar estratégico de la plaza donde esperarán ver pasar al Jarramplas. Otro aspecto que llama mucho la atención es ver que entre la multitud se encuentran dispersos varios miembros de la cruz roja con cascos, chalecos y equipo de emergencias, lo mismo que un buen número de representantes de protección civil y agentes de la guardia civil.
¡Es la hora! El Jarramplas por fin hace su aparición ante una efusiva y bulliciosa multitud. En cuanto empieza a tocar su tamboril, inicia una lluvia de tubérculos procedentes de todas direcciones, lanzados por niños, adultos y abuelos.
En un afán de hacer más divertido el momento, compartiendo un poco de lo que recibe, la botarga avanza aleatoriamente abriéndose paso entre las personas, mismas que se ven obligadas a poner a prueba sus reflejos al tratar de esquivar los proyectiles. Donde quiera que pise el perseguido, aterrizarán veloces nabos, golpeando indiscriminadamente a quien se encuentre en su trayectoria. De ello da buena fe, el humilde fotógrafo de este reportaje, que se acercó demasiado al protagonista y bien pagó su osadía.
Tras aguantar eternos minutos de carrera, el protagonista termina por “descoyuntar” y cesa de tocar el tamboril. En ese momento nadie puede lanzar una hortaliza más. El portador del traje cede su lugar al siguiente voluntario de la lista… sí, hay una nutrida lista de espera para tener el honor de meterse en el papel de Jarramplas. La pausa es aprovechada por los lugareños para ir a buscar más nabos y luego reiniciar el paseo y el bombardeo.
Don Manuel, un hombre mayor que observa la batalla desde un resguardo, nos explica que hay elegidos y voluntarios para interpretar al Jarramplas. Asegura que la armazón del traje es lo suficientemente sólida para proteger el cuerpo de su portador, pero que es difícil salir ileso. Resulta claro que los más magullados suelen ser los lanzadores que se acercan demasiado al castigado, pues reciben «nabazos» sin protección alguna y esa es la razón por la cual los servicios de asistencia se mantienen alerta en todo momento.
Uno de los actos más esperados del programa de esta celebración de dos días (inicia el 19 de enero) es la ‘alborá’, una procesión nocturna seguida de una convivencia a la que están todos invitados para probar las típicas migas cacereñas, preparadas por un ejército de cocineros que también ofrecen dulces y vino. Otras actividades que forman parte de estas fiestas tradicionales son el ritual de vestir al santo, talleres de máscaras y visitas al museo local.
Esta y otras fiestas tradicionales y mascaradas que tienen lugar en la península ibérica durante las primeras semanas del año se consideran la antesala de los carnavales. Desafortunadamente, este 2021, por primera vez, Piornal ha tenido que cancelar la celebración. Sin duda, el próximo año tendremos diversión y migas con creces. Mientras tanto, a través de estas imágenes, recordamos con cariño aquellos días en Piornal.
Y no dejamos pasar la ocasión para llevarnos un souvenir del Museo de Jarramplas
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