
14 Feb Carnaval Hurdano, una fiesta que honra a su gente mayor. Las Hurdes, Cáceres.
Este remoto y auténtico carnaval rural tiene lugar aprincipios de año en Las Hurdes, una comarca ubicada al norte de Cáceres, Extremadura, rica en leyendas y tradiciones marcadas por la historia de sus pintorescos pueblos y los asombrosos parajes naturales que los enmarcan. El entrueju jurdano o carnaval hurdano es una fiesta absolutamente rural, pletórica de folclor, y una de las expresiones culturales más disfrutables de la región sobre todo porque ofrece la grandiosa oportunidad de adentrarse en las costumbres más antiguas de esta zona de la península ibérica.
Este carnaval debe su autenticidad y arraigo a sus grandes protagonistas: las personas mayores. Por eso cada año se les reconoce y agradece por compartir su sabiduría con las nuevas generaciones, pues han sido los abuelos quienes han velado por mantener vivas las leyendas, mitos, cantos y hasta las superticiones que distinguen a los pueblos de Las Hurdes y que salen a la luz durante toda la festividad carnavalesca.
Este año, en que todo se ha resignificado, ponemos en relieve nuestro deseo de que los jefes de Las Hurdes puedan volver disfrutar muy pronto y con salú de sus queridas fiestas. Mientras ese día llega, en este reportaje repasamos lo vivido en la edición del 2020, que alcanzó a llevarse a cabo con toda libertad y alegría, en la localidad conocida como Pedro Muñoz o Peroti, Cáceres.
La festividad es claramente un culto a la vida, al renacer primaveral y a las bondades de las tierras de Las Hurdes. Es completamente familiar e integradora, que reafirma valores de identidad para hudanos.
Se invita al disfraz y a la caracterización, pero solo se admiten atuendos con un sentido antropológico o alusivos al campo, la naturaleza. Así, algunas personas eligen llevar trajes típicos en toda regla, mientras los más jóvenes dan rienda suelta a su imaginación innovando con personificaciones: ninfas, faunos, insectos antropomórficos o misteriosos esperpentos.
Los infaltables y míticos personajes del carnaval de Las Hurdes
Son el alma de esta fiesta y evocan las leyendas y mitologías de Las Hurdes. En conjunto fomentan una catarsis colectiva que alude al sarcasmo, la sensualidad, lo atávico, lo trascendente y también lo trasgresor. Son evidentes temáticas rurales como la agricultura, ganadería, pastoreo, herbolaria, la artesanía, así como diversas dualidades: el hombre y las bestias, el bien y el mal, la vida y la muerte.
Como es natural, la música es elemento fundamental y da pie al canto de coplas, romances y otros cantos típicos. El año pasado el pueblo rindió un merecido homenaje a Marcial Guzmán Martín, de 92 años, nombrado Tamborileru mayol de lah Júrdih. Claramente emocionado, tras recibir el aplauso de todos los presentes, hizo gala de su talento y habilidad.
Como en todos los carnavales ibéricos, los orígenes del hurdano significados de los personajes son ambiguos. La mayoría de la documentación histórica se ha obtenido gracias a la tradición oral de los abuelos. Cabe mencionar que además de que esta tradición integra usos y costumbres atávicas, la celebración de carnavales estuvo prohibida en España durante muchos años, por lo que fue difícil rescatar el origen exacto de ciertos rituales.
El zajuril: El término hace referencia al sabio del pueblo, el hombre mayor o a quien se le atribuye el don especial de conocer y entender a la naturaleza, sería el equivalente a un curandero o chamán. Su labor es transmitir conocimiento de generación en generación. Este personaje inaugura la fiesta. Su vestuario es muy colorido y va cubierto de flores ya que anuncia la primavera. Va cobijado por una piel de zorro y firma autoridad con su bastón de mando.
El Morcillu o Don Perico: Es el pelele en torno al cual gira gran parte de esta fiesta de carnaval. Lleva un traje muy gastado, cornamenta de macho cabrío y cencerro. Está provisto de un miembro viril de gran formato. Va sujeto aun palo que permite llevarlo en alto y pasearlo por todas las calles del pueblo. En este paseo, los hombrse llevan la cara tiznada y las mujeres, teñida de rojo.
Cuenta la leyenda que se trata de un monstruo que vivía en lúgubres zonas de la sierra. «Ocurrió que un año todos los hombres de Las Hurdes fueron llamados a participar en una guerra”, -nos cuentan los vecinos- «y se ausentaron por una muy larga temporada». Las mujeres se quedaron a cargo de las familias y las tareas del campo. Se dice que en un momento dado hicieron tratos con el morcillu o Don Perico, como también le llaman, y éste accedió a visitar los pueblos por las noches, para lo que se transformaba, mágicamnete, en un atractivo galán. Su labor era consolar a las mujeres con su virilidad. Se dice que estaba muy bien dotado. Cuando los hombres regresaron y se enteraron de lo sucedido, fueron a capturar al morcillu, lo pasearon por el pueblo y finalmente lo llevan a la hoguera. Se dice que en ese momento se suscitó un enfrentamiento entre hombres y mujeres, pues ellas defendían al agraviado Don Perico.
Rey del carnaval o entrueju: Es el personaje principal. Se elige cada año por votación por ser considerado un hurdano alegre y destacado por algún suceso del año. Una vez que es entronizado, se le pasea en un burro entre la aclamación del pueblo. Su vestuario está conformado por retazos de textiles y pieles. Elementos infaltables son la corona, el cencerro, una soga, un collar de ajos y bastón de mando que pasará al rey del próximo año.
El burru antreju: Simboliza el trabajo conjunto en el campo del hombre y el burro. Ambos forman parte del pasacalles inicial, el cual una vez que llega a la plaza central escenifica la muerte del animal a causa de un garrotazo que también rompe un puchero de barro. Ante la desolación de los vecinos, aparece un veterinario y logra resucitar a la bestia.
Machu lanú: Representa el vínculo del hombre y las bestias. Lleva encima pieles de carnero y de cabra, además de una imponente cornamenta de macho cabrío. Su bastón, al que se le atribuyen poderes de protección para los rebaños, ostenta una cabeza de carnero.
Mozah del guinaldu: Son mujeres que visitan las casas para pedir el guinaldu que consiste en chorizos o morcillas de matanza que más tarde serán ofrecidos a los asistentes a la fiesta. Visten sayas de picote, blusas gastadas, medias de lana, coloridos pañuelos en la cabeza y un mantón a la espalda. Van en pareja para sujetar las varas donde van colgando las viandas matanceras.
El rejuiju de la osa: Es un trío conformado por una osa, el amo y la carantoña. Uno de los vecinos interpreta a la osa con un traje y máscara de pieles. Va atado a una cadena bajo el control del amo, un hombre andrajoso, que lleva consigo una sartén que de vez en cuando golpea con una llave de metal para que la osa baile. También acompaña una mujer de cara tiznada que hace sonar un pandero. Según documentos de la zona, es una representación ligada a la muerte y la resurrección. En otros tiempos los osos eran considerados tótems y su instinto de hibernar era un referente para los grupos primitivos. Observaban la «muerte» de este poderoso animal, seguida de su «resurrección» en primavera. El despertar del animal era señal la de que la luz y la vida del campo regresaban, y que los pesares del invierno terminaban.
Pelujancanu: Es un personaje presente en las leyendas de Las Hurdes. Se dice que habita en cavernas y es temido porque es malvado y aquel que se cruce en su camino será devorado. Su aspecto es de un gigante peludo.
Entihnaol: Es quien tiene el poder de atraer las lluvias. A capricho puede invocar una suave llovizna de riego o estruendosas tormentas con rayos y centellas si se le hace enfadar. Su vestuario remendado incluye sombrero, cencerros y tamboril. Durante la fiesta de carnaval se divierte manchando a los despistados con tizne o grasa negra.
Hermelinda la jurdana: Es la curandera, una mujer conocedora de la herbolaria de Las Hurdes, sus propiedades y efectos. Cuenta la leyenda que el día en que se hace mayor recolecta de hierbas es la madrugada del día de San Juan. Hermelinda lleva un vestido campirano, cinturón de cencerros y los carapuchos. Además, va con un candil y un puñal de madera.
El rejuiju de toro bardinu y el toreaol: Según los lugareños, se trata de una escenificación cómico-taurina que simboliza el ciclo de la vida y la muerte. El toreaol lleva el rostro teñido de rojo y usa un colorido camisón, un calzón rojo y medias gruesas. Además chaleco, faja, capote y cinturón de cencerros. El intérprete del toro bardinu viste de color negro, también su cara debe ser teñida. Se le amarra un cencerro en el cuello y lleva escondida una bolsa de pintura rojo para simular la sangre que el toreru simulará extrael para llevar a la mondonguera, que elaborará las morcillas.
La mamadama: Es una bella mujer, coronada con flores, que va acompañada de una corte de quintos hurdanos. Con ellos recorre los bares llenándolos de alegría, pues con su espada de madera, la reina indica a los músicos que toquen y a los súbditos que bailen o canten. Pudiera ser una encarnación de la primavera.
Sábado Gordu del Entreju. Así transcurre la jornada.
Aunque el programa de actividades puede abarcar más de un día. Nosotros asistimos al día grande. Llegamos a la localidad de Pedro Muñoz justo a las 12:00 para unirnos a la muchedumbre que se disponía a pasear al Pelele Morcillu, en un recorrido a pie que parte desde la plaza y pasa por todas las callejuelas del pueblo. Todas las casas conservan su típica estructura de piedra y techos de pizarra.
De vuelta a la plaza, los flautistas, gaiteros y tamborileros regalan momentos de mucha alegría. Con lo mejor de su repertorio los músicos se retan a duelos de música con los que animan a los presentes a lucir sus mejores pasos de baile, siguiendo los cambios de ritmo e intensidad.
Un momento inolvidable fue el que protagonizó el reconocido músico hurdano, Emiliano, quien en un momento dado se abrió pasó ente la multitud con las notas de su flauta creando efecto casi hipnótico entre los presentes a quienes les hizo formarse en dos filas enfrentadas para danzar cordinadamente. Llama la atención que cada tamborilero lleva decorados sus instrumentos de manera muy personal, exaltando algún rasgo tradicional.
Pasado el medio día, se ofrece un convite comunal que consiste en un menú de guiso de garbanzo, potaje de alubias blancas con berzas y caldo y costillas de cerdo regado con polienta. De postre los vecinos ofrecen dulces con sabores de Las Hurdes.
Posteriormente, el alcalde del carnaval, que es el director de la celebración dirige unas palabras y da por iniciada la representación de la entronización del rey del carnaval. En esas horas, propios y extraños estamos perfectamente integrados al cuadro de actores, interpretando un papel como parte de la muchedumbre.
Es hora de ir a buscar al futuro rey a su casa y para que este salga, las mujeres le dedican cantos en una lengua de la época posterior a la reconquista, mientras una pareja le rinde un baile tradicional. Luego todos entonamos la copla del carnaval hurdano (nos dan la letra escrita) y por fin el rey sube al trono y todos «cantamos y bailamos con júbilo»
Por la noche, se realiza una gran cena que consta de una parrillada de caza, patatas, tintorro y aguardiente de madroños. Por último se lleva a cabo la pruseción del Morcillu. El pelele es quemado en una hoguera, marcando así la despedida del carnaval, dando paso a la cuaresma. El miércoles es de ceniza.
Fuente consultada: Guía de personajes, entrueju jurdano. Fiesta de interés turístico regional . Centro de documentación de Las Hurdes Junta de Extremadura
Panibericana
Ángeles
Posted at 16:51h, 22 eneroPrecioso.
Me ha encantado.
Comparto muy gustosamente.😍😍😍
Panibericana
Posted at 13:29h, 19 febrero¡Hola Ángeles! Gracias por tu amable comentario. Es una celebración fabulosa, maravillosa.